lunes, 11 de octubre de 2010

CRÍTICA LITERARIA

LA DIGNIDAD DE LOS TOPOS



LA TIERRA NEGRA
Manuel Moya
Editorial Guadalturia, Sevilla, 2009, 214 págs



Joaquín González Málaga


 Esta es la historia de un pueblo asaltado,
acuertalado y dolido.
Donde después de acabada una guerra
vencieron a los vencidos.

             Pedro Guerra




Comenzaré por decir que nos encontramos ante una novela felizmente situada a caballo entre la realidad y la ficción, para mejor uso y disfrute de quienes ya hemos experimentado el delicioso placer de leerla y aun releerla con sincera avidez.
La Tierra Negra, entre algunos de sus mayores logros, cuenta con lo acertado del perfil psicológico con que se dota a cada uno de sus personajes, para mi gusto a la altura de esos enormes novelistas rusos cuyos nombres todos tenemos en la cabeza. No le van a la zaga, lo certero de transportarnos a una geografía tan mí(s)tica como lo es la –mal llamada- serranía de Huelva, con esos paisajes ora telúricos, ora demasiado crueles con los seres que tratan de habitarlo, ni lo cabal del paisanaje que poco a poco se nos va desgranando con sabia literatura y con letra tan clara.
Aquí se habla de la peripecia vital que tuvieron que arrostrar cinco “topos”; cinco “juíos” de sus pueblos o aldeas ante la seria amenaza del terror que se les prometía. Aquí se trata de un tiempo en el que la vida de un hombre valía poco menos que nada, y concretamente, nuestros cinco hombres se vieron abocados a vivir las suyas algo así como si estuviéramos hablando de alimañas.
Pero no menos alimañas vienen a ser sus perseguidores: apodos como “El Coyote”, o apellidos como “Jabicha”, nunca resultaron tan bien puestos ni fueron tan significativos a la hora de ponernos en antecedentes sobre su catadura moral.
De cualquier modo, y como el propio autor nos confiesa al final del libro, en él se deja prevalecer lo simbólico frente a lo histórico, ya que de lo contrario estaríamos hablando de un ensayo  -trabajo más sesudo y riguroso-, que por otra parte, se encuentra ya escrito precisamente por un familiar de Manolo.
Lo que se nos cuenta a lo largo de doscientas y poco páginas, consigue trascender el hecho concreto de unas gentes y un espacio determinado para pasar a engrosar ese puñado de obras de arte en su género, que no es otro que el de la Novela, con mayúscula.
Creanme si les digo que la experiencia que supone adentrarse en “La Cueva de Alcalá” de la mano de estos “topos”, resulta de una riqueza que no tiene precio, por no hablar del valor humano que derrochan, en el más amplio sentido de la palabra.

En definitiva, La Tierra Negra es un canto a la dignidad del hombre, muy por encima de derrotas o victorias, de vejaciones o verdugos, de humillados o trepadores, porque al fin y a la postre, te pones a ver, y lo que cuenta no es el destino, sino la propia conciencia.

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